El profeta Muhammad y su compañero Abu Huraira van de compras. Después de comprar, el profeta paga al vendedor y le dice:
- Cuenta las monedas.
El vendedor se maravilla con la actitud de su cliente. Abu Huraira comenta al vendedor que es el mensajero de Dios. El vendedor se queda sorprendido y corre rápidamente para poder besar las manos del profeta. El Mensajero de Dios no le permite y dice:
- Eso es que lo que hacen los reyes persas. Yo no soy ningún rey, soy como tú.
En el camino, Abu Huraira insista en llevar todo lo comprado y el profeta no lo permite y dice:
- Cada quien debe llevar su carga.
- Cuenta las monedas.
El vendedor se maravilla con la actitud de su cliente. Abu Huraira comenta al vendedor que es el mensajero de Dios. El vendedor se queda sorprendido y corre rápidamente para poder besar las manos del profeta. El Mensajero de Dios no le permite y dice:
- Eso es que lo que hacen los reyes persas. Yo no soy ningún rey, soy como tú.
En el camino, Abu Huraira insista en llevar todo lo comprado y el profeta no lo permite y dice:
- Cada quien debe llevar su carga.
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