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viernes, 17 de mayo de 2013

historias de los profetas


El Profeta Isa (Jesús)

La madre del Profeta Jesús se llamaba Maryam. Alguna gente la llama también María. Era una mujer muy piadosa, y en una ocasión un ángel de Dios se le apareció y le dijo:-

Pronto vas a tener un hijo-. Y Maryam preguntó: -

¿Pero cómo voy a tener un hijo si no tengo marido? El ángel respondió: -Dios es todopoderoso. Cuando quiere que algo ocurra, ocurre. Tendrás un hijo, y su nombre será Jesús y será un gran profeta de Dios-.Cuando Jesús nació, Maryam estaba sola. Estaba muy triste y hambrienta, porque no tenía nada que comer. Pero Dios vino en su ayuda. Hizo nacer un arroyo y un árbol de sabrosos frutos creció en el lugar en que Maryam estaba viviendo. Ahora ya no pasaría sed ni hambre. Más adelante, Maryam volvió con su familia.

Ellos sentían gran curiosidad por el niño y le preguntaron: -¿Cómo lo conseguiste?

Pero Maryam no contestaba, y señalaba al niño. -¡No seas tonta, Maryam!-, le decía la gente. -¿Cómo vamos a preguntarle a un niño, que está aún en la cuna?

Pero entonces, para gran asombro de todos, oyeron decir al niño: -Soy el siervo de Dios. Me ha dado el Libro y me ha hecho Su Profeta. Nosotros, la Humanidad, debemos adorar sólo a Dios y ayudar a los pobres y darles parte, de nuestro dinero-.

Pasaron los años y Jesús creció y se hizo un hombre. Hablaba con frecuencia a la gente y les decía lo que Dios le había revelado. Les hablaba también de los profetas de Dios anteriores a él. Les decía: -Yo también soy un profeta de Dios y también soy un hombre como todos los demás profetas de Dios. Debéis creer en Dios y no adorar a nada excepto a Él. Debéis ser buenos unos con otros y ayudaros mutuamente.

Alguna gente ha dado a lsa el nombre de Jesús. Dicen que Dios es el padre de Jesús. Nosotros sabemos que esto no es verdad. El propio Jesús ha dicho que él es solamente un profeta de Dios, aunque no tuviera padre. Dios no tiene hijos. Sólo los seres humanos tienen hijos e hijas.

Jesús trajo un Libro para la Humanidad. Este Libro se llama Inyíl (Evangelios), y Dios le dio este libro a Jesús. En él hay muchas historias y en él se afirma también que la Humanidad debe adorar sólo a Dios.

El Profeta Jesús recibió muchas bendiciones de Dios. Con la ayuda de Dios realizó muchos milagros. Pudo curar a los enfermos para que pudieran sentirse agradecidos a Dios y que obedecieran y adoraran solo a Dios. Jesús podía también devolver la vida a los muertos para que la gente fuera feliz y rezara a Dios y fueran agradecidos a Él.

El Profeta Jesús habló a la gente de otro profeta que iba a venir más tarde y cuyo nombre sería el Profeta Ahmad. Fue Dios quien mandó al Profeta Jesús para que les dijera que iba a venir el Profeta Muhammad.

Hubo mucha gente que escuchó al Profeta Jesús y adoraron a Dios, pero hubo algunos que se negaron a escucharle y querían matarle. La gente malvada han querido siempre perseguir y matar a los profetas de Dios. Sabemos esto por las historias de Abraham y de José y de muchos otros profetas.

Pero cuando esta gente malvada estaba a punto de matar a Jesús, Dios vino en su ayuda, de la misma forma que ayudó a otros profetas cuando estaban en peligro.

Algunos dicen que el Profeta Jesús fue clavado en una cruz por sus enemigos y que murió de esta forma. Pero nosotros sabemos que esto no es verdad. Dios protegió al Profeta Jesús para que la gente no pudiera conseguir sus malvados propósitos. Dios dijo a Jesús: -Te dejaré morir en paz y luego vendrás a Mí y estarás conmigo. Aquellos que han sido tus seguidores y que me han rezado a Mí y han hecho el bien, serán traídos hasta Mí Recibirán las mejores recompensas, porque han sido muy obedientes.

Esta es la forma en que Dios ayuda a Sus profetas cuando están en peligro, y El ayuda también a los que siguen a los profetas y adoran sólo a Dios y hacen el bien.
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 El Profeta Zakariya y el Profeta Yahya

Zakariya y su mujer eran muy viejos, y para su desgracia no tenían aún hijos. Tenían muchas ganas de tener un hijo y, por eso.

Zakariya le pidió a Dios: -Haz que mi mujer y yo tengamos un hijo antes de morir-. Cuando Zakariya estaba haciendo su petición, se le apareció un ángel de Dios. -Has hecho una petición a Dios y Dios te ha escuchado-, le dijo el áng

el. -Pronto, tu mujer tendrá un hijo y su nombre será Yahya. Será un hombre bueno y respetable, y será un profeta de Dios-.Aunque Zakariya lo había pedido, se sintió sorprendido: -Pero si mi mujer y yo somos muy viejos-, dijo -¿Cómo podremos tener un hijo?

-Cuando Dios quiere una cosa, ésta ocurre-, le aseguró el ángel. -Como signo de que vas a tener un hijo, no podrás hablar con nadie durante tres días-.

Y así ocurrió que aún cuando Zakariya quería hablar con alguien, no podía mover la lengua. Sólo una vez pasados los tres días pudo volver a hablar. Entonces supo que iba a tener un hijo. Los dos, el y su mujer, estaban muy contentos. Rezaban a Dios y le daban gracias y, cuando les nació el hijo, le pusieron de nombre Yahya.

Yahya era un hijo bueno que quería a sus padres. Rezaba a Dios junto con su padre Zakariya y su madre. Los tres hacían siempre buenas acciones. Yahya era muy amable y bueno con toda la gente y con los animales. Nunca mostraba orgullo ni mal genio, y Dios le hizo Su Profeta. Yahya fue un servidor de Dios humilde y piadoso, y siempre le dijo a la gente que rezaran a Dios porque Dios había creado a la Humanidad.

La bendición que Dios dio a Yahya puede encontrarse en el Corán: “La paz estaba con él el día en que nació y en el día en que murió, y la paz estará con el cuando vuelva de nuevo a la vida”.

Todo aquel que sea tan bueno y piadoso como el Profeta Yahya, será bendecido por Dios con una paz eternal
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El Profeta Musa (Moisés)

Cada momento de la vida de Musa (Moisés), la paz sea con él, fue cuidadosamente predeterminado de acuerdo a un destino específico. Ni el lugar ni el año de su nacimiento ni la gente por la que estaba rodeado ni su madre o padre fueron designados de acuerdo a su propia elección. Fue Al-lah Quien Ordenó y Creó cada uno de estos factores. Este hecho también fue proclamado po
r el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quien dijo: “Todo es por decreto, incluso la incapacidad o la habilidad”. [Muslim]

Una reflexión profunda sobre estos incidentes nos permitirá tener una mejor comprensión de cómo cada momento de nuestras vidas está limitado dentro de nuestro destino. Mediante numerosos ejemplos, la historia de Musa, la paz sea con él, nos permite contemplar el significado y las implicaciones de nuestro destino. En los numerosos detalles de su historia, Al-lah nos Recuerda que la vida de un individuo, así como la vida de todos los seres humanos y del universo en su conjunto, está limitada dentro del destino que Él Ha ordenado.

Tal como Musa flotó en el Nilo en cumplimiento con su destino, así el Faraón y su familia llegaron al lugar donde lo tenían que encontrar. De los versos relacionados con este tema aprendemos que la familia del Faraón actuó exactamente como había sido revelado previamente a la madre de Musa, es decir, ellos tomaron a Musa bajo su cuidado sin saber lo que el futuro les traería, como se menciona en el Corán (lo que se interpreta en español): {Hicimos que lo recogiera la gente del Faraón para que [sin saberlo] se convirtiera en su enemigo y fuese un pesar para ellos. Por cierto que el Faraón, Haman y sus huestes eran pecadores. La mujer del Faraón dijo: [Este niño] Será mi alegría y la tuya, no le matéis. Puede que nos beneficie. ¡Adoptémoslo! Y ellos no presentían [que él sería su destrucción].} [Corán 28:8-9]

Y así, el Faraón y su familia, completamente inadvertidos de lo que el destino tenía preparado para ellos, encontraron a Musa y lo adoptaron como suyo. De hecho, ellos decidieron quedarse con él con la esperanza de que algún día fuera de algún beneficio para ellos.

Mientras tanto, la madre de Musa estaba preocupada por su hijo, ya que no sabía qué había pasado con él. Para hacer frente a esta situación, Al-lah fortaleció su corazón. Dice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español): {La madre de Moisés sintió un vacío en su corazón y estuvo a punto de revelar la verdad. Pero Afianzamos su corazón [infundiéndole paciencia] para que fuera una verdadera creyente. Y le dijo [la madre de Moisés] a su hija: Sigue sus rastros; y ella lo veía de lejos sin que se dieran cuenta. No Permitimos que ninguna nodriza pudiera amamantarlo. Dijo [la hermana de Moisés]: ¿Acaso queréis que os indique una familia que puede encargarse de cuidarlo y aconsejarlo para su bien? Y así se lo devolvimos a su madre como nodriza para que se alegrara y no se entristeciera demasiado por la separación, y para que supiera que lo que Al-lah Promete se cumple; pero la mayoría [de los hombres] lo ignoran.} [Corán 28:10-13]

El pequeño Musa rechazó a todas las nodrizas, es decir, no tomó su leche porque, de acuerdo con el destino trazado para él, Al-lah le Había ordenado beber solo la leche de su propia madre. Esto arroja luz al hecho de que todo lo que los seres humanos desean estar también de acuerdo con el destino Ordenado por Al-lah. Como había sido revelado a su madre, el Profeta Musa, la paz sea con él, finalmente retornó a su propia familia.

En la historia de Musa, Al-lah enseña que Él a menudo Crea lo que parece ser una situación difícil, sin una salida aparente, y que los eventos que son percibidos como adversidades pueden convertirse en bendiciones maravillosas. Una madre, temiendo por la amenaza de que su bebé sea asesinado por crueles soldados, lo deja flotando en las aguas de un río para poder salvarlo. El niño es luego adoptado por la familia más poderosa del país, quienes finalmente regresan al bebé nuevamente con su madre ya que él rechazó a todas las otras nodrizas… Cada uno de estos eventos es un milagro en sí mismo, demostrando la máxima perfección en el destino Decretado por Al-lah. Para los creyentes, cada detalle del destino eventualmente se torna en una bendición. Como se puede ver en el ejemplo antes mencionado, a veces Al-lah Prepara tales bendiciones para nosotros mediante las más inesperadas circunstancias.

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El Profeta Suleiman (Salomón)

Salomón era hijo de David. Como ya sabéis, Salomón era ya muy justo cuando aún era un muchacho, y llegó a ser muy conocido y respetado por su sabiduría. Cuando se hizo un hombre, Dios le hizo Su Profeta. Dios le enseñó también a entender el lenguaje de los pájaros y de los animales. Pero, a pesar de su sabiduría y de sus grandes riquezas, Salomón nunca olvidó a Dio

s. Sabía que todo lo que es bueno viene de Dios. Por esto, siempre decía a su gente: -Dad gracias a Dios por el bien que os ha dado y por Su generosidad. Adorad a Dios y haced buenas obras.

Una vez, Salomón y sus soldados iban marchando por un valle habitado por hormigas. Salomón oyó como una hormiga le decía a otra -¡Rápido, apartaos del camino y escondeos!, ¡Vienen Salomón y sus soldados y nos pisarán, y ni siquiera se darán cuenta de que lo han hecho!

Salomón que, por supuesto, podía entender la lengua de las hormigas, se rió y ordenó a sus soldados que se detuvieran y esperaran a que las hormigas se pusieran a salvo. Luego rezó a Dios: -Oh Dios, ayúdame a hacer buenas acciones para que Tu estés satisfecho conmigo-.

Un día, Salomón llamó a todos los pájaros para que se reunieran en torno a él, pero cuando echó un vistazo a la bandada, se dio cuenta de que faltaba la Abudilla. Salomón esperó un tiempo y cuando estaba a punto de decidir no esperar más, apareció volando de repente la Abudilla y se posó junto a Salomón. -Vengo de una ciudad muy lejana que se llama Saba-, dijo la Abudilla. -La gente es muy rica y tienen una reina que se sienta en un trono magnífico. Aquella gente adora al sol y creen que es correcto tomar al sol como Dios. Pero se equivocan, ¿verdad que si? Nunca encontrarán el camino correcto hacia Dios si siguen así. Dios es el único al que las criaturas deben adorar-.

Salomón escribió entonces una carta a la Reina de Saba y mandó a la Abudilla para que se la entregara.

Cuando la reina de Saba recibió la carta mandó llamar a todos los sabios de la ciudad. -He recibido una carta de Salomón-, les dijo. -En ella, Salomón me escribe que debemos creer en Dios y adorarle sólo a El. ¿Qué me aconsejáis que debo hacer? -Somos muy poderosos y podemos enfrentarnos con Salomón, pero tú debes decidir lo que vamos a hacer-, respondieron los sabios.

-Pero una guerra-, explicó la reina,-podría provocar la destrucción de nuestra ciudad, y nuestros mejores guerreros se convertirían en luchadores crueles. Por lo tanto, preferiría no declarar la guerra. En vez de eso, mandaré un regalo a Salomón-.

Cuando los enviados de la reina de Saba llegaron con el regalo, se quedaron muy sorprendidos al ver que Salomón se ponía muy enfadado. -¿Por qué me traéis estos objetos, en vez de seguir mi consejo?- les riñó Salomón. -Lo que Dios me ha dado es mejor que todos estos regalos. ¡Volvéos a vuestra reina y llevaos sus regalos!-

La Reina de Saba, cuando supo que Salomón había rechazado su valioso regalo, se quedó también muy, sorprendida. Y decidió entonces ir ella misma a ver a Salomón. Hizo reunir a la gente y realizó los preparativos para el viaje a la ciudad de Salomón.

Cuando la reina llegó, Salomón le habló acerca de Dios y ella comprendió lo equivocada que había estado al adorar al sol. -Estás en lo cierto-, le dijo a Salomón, -de ahora en adelante, sólo adoraré a Dios. El es nuestro único Señor y debemos obedecerle sólo a Él-.
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 El Profeta Daud (David)

 David en su juventud era pastor. Era también muy fuerte y, valeroso. Una vez, un ejército de feroces guerreros vino a atacar a su gente. Entre ellos venía Goliat. Todos tenían, mucho miedo a Goliat, y nadie se atrevía a luchar contra el salvo David.


David desafié a Goliat a un combate y le mató. Esto atemorizó tanto a los enemigos de la gente de David que huyeron tan rápido como pudieron. Desde luego, David era muy valiente, pero Dios le había ayudado a triunfar sobre el poderoso Goliat. Dios dio también sabiduría, poder y habilidad a David. David era un herrero muy inteligente y hacía cosas maravillosas con hierro, como armas y armaduras.

David también sabía cantar muy bien. Cantaba para alabar honrar a Dios. Estas canciones que David había aprendido de los ángeles, fueron escritas en un libro que se llama el Zabur. Dios reveló este libro, el Zabur, a David, de la misma forma que había revelado a Moisés el libro que se llama la Taurat.

Dios hizo a David Su Profeta y le dio el gobierno de su gente Fue un gobernante muy justo y sy gente siempre acudía a 6 cuando tenían disputas entre ellos. Una vez, unas ovejas s escaparon durante la noche y fueron a entraren las tierras d otro hombre y se comieron todos los cultivos.. David decid' que como castigo, las ovejas debían ser entregadas a dueño de las tierras, que había perdido sus cultivos.

Cuando Salomón, el hijo de David, oyó esto, protestó y dijo-Pero la tierra sigue allí. Lo que se ha perdido es sólo la cosecha de este año. Por tanto, las ovejas no deben serle arrebatadas por completo a su dueño. Deberán serie devueltas a su dueño tan pronto como el otro recobre la pérdida de su cosecha.

David estuvo de acuerdo con el buen consejo de Salomón, y decidió solucionar el problema en la forma que Salomón había sugerido.

En la siguiente historia, leeréis más sobre Salomón, que fue elegido también por Dios para ser Su Profeta.
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 El Profeta Yunus (Jonás)

EL Profeta Jonás fue enviado por Dios a una gran ciudad en donde la gente había olvidado las órdenes de Dios y hacían muchas cosas que Dios había prohibido. Jonás les dijo: Debéis creer sólo en Dios y obedecer sólo a Él. Debéis adorarle sólo a Él y hacer el bien, si no lo hacéis así, caerá sobre vosotros un duro castigo.

Pero pronto descubrió Jonás que la gente no quer

ía escucharle. Entonces, perdió la paciencia y enfadado se fue de la ciudad. Más tarde, Jonás decidió cruzar el mar y se marchó en un barco para hacer el viaje. Pero cuando el barco estaba en medio del océano, a Jonás le ocurrió una desgracia. Fue arrojado por encima de la borda y fue tragado por una ballena gigantesca. Sin embargo, afortunadamente, la ballena se había tragado a Jonás de un gran trago, de forma que llegó al estómago ileso.


Dentro del estómago de la ballena no había luz, y Jonás sintió mucho miedo. En la soledad, empezó a acordarse de lo que había ocurrido en la ciudad y llegó a la conclusión de que no debía haber actuado tan precipitadamente y haberse enfadado de aquella manera. Debía haberse quedado e insistir, hablando a la gente y pidiéndoles que se volvieran a Dios.

En su desesperación, Jonás empezó a rezarle a Dios con todo su corazón. Dijo: “Oh Dios, no hay dios sino Tú. Solo a Ti alabo y doy honra. He hecho mal; si Tú no me ayudas, estaré perdido para siempre".

Dios escucha las oraciones de aquellos que le rezan a Él y de aquellos que creen en El. Dios escuchó la oración de Jonás y le hizo salir del vientre de la ballena para ser arrojado por las olas del mar a la orilla. El pobre Jonás estaba en un estado lamentable y se quedó echado en la arena, débil, enfermo y desamparado. Se sentía terriblemente triste, pero Dios hizo crecer un árbol y este árbol dio a Jonás sombra y fruta con que alimentarse. Poco después, Jonás había recuperado su salud y su fuerza.

Cuando estaba ya mejor, Dios volvió a enviar a Jonás a la ciudad. Pero esta vez, la gente escuchó a Jonás cuando él les dijo: Debéis creer en Dios y adorarle sólo a Él. Debéis hacer el bien
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 El Profeta Hud


Hace muchos años, existía un pueblo de gente muy instruida y trabajadora. Era la gente de Ad, que construían casas hermosas y grandes. En la cima de cada montaña habían construido una torre y estaban muy orgullosos de sus hermosos edificios.

Entre la gente de Ad vivía un hombre llamado Hud, y Hud había sido escogido por Dios para que fuera Su profeta.

Dios me ha enviado a vosotros, dijo Hud a su gente. Dios os ha enseñado todo lo que sois capaces de hacer. El os ha dado muchos hijos y muchos animales. Debéis, por tanto dejar de adorar a vuestros falsos dioses. Adorad sólo a Dios y obedeced Sus órdenes. Haced el bien y no cometáis injusticias ni maldades. Escuchad lo que os digo porque, si no lo hacéis, temo que caiga sobre vosotros un castigo.

Pero la gente de Ad despreciaron a Hud: -No creas que te vamos a hacer caso-, se burlaban. –No vamos a abandonar nuestros dioses sólo porque tú lo digas. Después de todo ¿quién eres tú? No eres más que un mentiroso. Si no eres un mentiroso, pruébalo: dile a Dios que nos mande el castigo-.

Hud se puso muy triste y enojado al oír esto. -No soy un mentiroso-, les dijo, -Soy un Profeta de Dios. ¿Creéis acaso que las casas que habéis construido durarán para siempre?. Recordad que es Dios Quien os ha dado vuestras riquezas El es mi Señor y vuestro Señor, y en El sólo confío. Ya os he avisado con antelación: Si no obedecéis a Dios, El elegirá otro pueblo para que tome vuestro lugar. Dios sabe y oye todas las cosas. Pero a pesar de las advertencias de Hud, la gente de Ad siguieron adorando a sus falsos ídolos. Hud estaba muy enojado. Reunió a sus compañeros fieles y marchó con ellos, dejando a la gente de Ad. De esta forma como pronto veréis, Dios protegió y guardó del mal a los que creyeron en El.

Poco tiempo después, una gigantesca nube negra apareció en el cielo sobre la gente de Ad. Cuando los incrédulos de Ad la vieron, dijeron: Esta nube nos traerá una lluvia refrescante.

Pero estaban en un gran error. La nube trajo un viento terrible que los mató a todos. El viento arrastró todo a su paso Nada quedó en pie salvo unas pocas piedras grandes, que eran los restos de las casas y de las torres. No vale de nada por lo tanto, construir y hacer muchas cosas. Si uno no obedece a Dios, el castigo va a llegar y todo lo que uno ha construido se convertirá en ruinas.

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El Profeta Yusuf (José)

José tenía once hermanos. Diez eran mayores que él, y uno más pequeño. José era un muchacho muy bueno y de agradable aspecto y su padre Jacob le quería mucho. Desgraciadamente, esto daba celos a sus otros once hermanos, y por ello, decidieron deshacerse de José.

Un día, llevaron a José a un pozo profundo y le tiraron dentro de él. Luego, llevaron la camisa de José y la
mancharon de sangre de cordero. Le enseñaron después la camisa a su padre y le dijeron: -"Nuestro hermano José ha muerto. Se lo ha comido un lobo”-.

Al oír esto, Jacob se llenó de tristeza y lloró amargamente por su hijo querido. Pasaron los años, y Jacob se hizo viejo y perdió la vista. Pero su confianza en Dios siguió siendo firme e inquebrantable. Jacob rezaba intensamente a Dios y nunca perdió la esperanza de que José siguiera con vida y de que un día se reuniría con él. Jacob estaba seguro de que así sería. Jacob estaba en lo cierto, porque cuando José se encontró en el fondo del pozo, también él había rezado a Dios. Entonces, una caravana de mercaderes pasó junto al pozo y al descubrir a José le sacaron y le llevaron a Egipto con ellos. Allí, José fue vendido en el mercado a un hombre y a su mujer que no tenían hijos.

En la vida ocurre a veces que una persona es acusada injustamente de un delito que no ha cometido. Esto fue lo que le ocurrió a José cuando llegó a ser un hombre. Le encerraron en la prisión, sin haber hecho nada malo. Solamente Dios sabe lo que es mejor para el hombre, y El ayuda a aquellos que tienen fe en El.

Algunos años más tarde, cuando José estaba aún en prisión, el Faraón de Egipto tuvo un sueño que le produjo gran preocupación. Les dijo a sus cortesanos: -"Veo a siete vacas grandes que son devoradas por siete vacas flacas, y siete espigas verdes y siete espigas secas”-. Pero ninguno de los cortesanos pudo explicar lo que significaba el sueño.

Más tarde el Faraón se enteró de que José, que seguía en prisión, sabía cómo interpretarlo. Entonces, el Faraón mandó llamar a José y éste se lo explicó: -Su sueño significa que los próximos siete años serán buenos y se producirán grandes cosechas, pero los siete años siguientes serán malos, de escasez y de hambre. ¡Por tanto, debéis recolectar y guardar todo cuanto podáis del grano de los primeros años y almacenarlo para los años de hambre!

El Faraón se sentía muy agradecido hacia José y le pidió ayuda para vencer la escasez, porque vio que José era un hombre sabio y capaz. José aceptó, y el Faraón le nombró tesorero y encargado de los graneros de Egipto.

Cuando llegó la escasez y se extendió por todo el país, afectó también a la gente de la tierra de José. Ellos también sufrieron el hambre, y durante este tiempo, los hermanos de José llegaron a Egipto. Querían comprar grano de las grandes reservas que José le había dicho a los egipcios que acumularan. Dios hizo que cuando llegasen a Egipto, los hermanos tuviesen que presentarse ante José. Al principio no le reconocieron, porque creían que había muerto hacía tiempo. Sin embargo, más tarde se dieron cuenta de que era José, y se sintieron avergonzados de lo que habían hecho hacía años. Suplicaron a José que les perdonara y José les perdonó. Llevad mi camisa a mi padre, así recobrará la vista, dijo José, y traedme a toda la familia.

El anciano padre se llenó de felicidad. Siempre había creído que José seguía con vida y nunca había dejado de rezar a Dios. Padre e hijo se dieron un abrazo. Fue una reunión maravillosa para ellos, después de tanto tiempo de separación. Después, el padre y los hermanos de José se quedaron a vivir en Egipto. Formaron una gran familia y tuvieron muchos descendientes. Y en la historia de Moisés sabréis lo que les ocurrió a aquellos descendientes.

José, que era un hombre noble, bueno y profeta de Dios, les había dicho siempre a los egipcios: -Debéis adorar sólo a Dios. Quien os ha creado, y hacer buenas obras
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El Profeta Adam (Adán)

 Adam fue el primer hombre creado por Dios. Fue creado para que viviera en la Tierra. Sin embargo, a Satanás no le gustó esto. Aunque Satanás estaba hecho de fuego, vivía con los ángeles. El pensaba que era mejor que Adam, y se volvió enemigo de éste empeñado en hacer que Adam desobedeciera a Dios.

Adam y su mujer vivían en el Paraíso en donde Dios les había puesto. El P
araíso era el lugar más hermoso que puedas imaginar. No hacia ni frío ni calor. Adam y su mujer nunca pasaban hambre ni sed. Esta era otra de las cosas que a Satanás no le gustaba. Así pues, Satanás se acercó a Adam y a su mujer y les dijo que comieran de cierto árbol. Ahora bien, Adam y su mujer sabían muy bien que ni siquiera debían acercarse a aquel árbol, y entonces no escucharon a Satanás. Pero Satanás siguió tratando de convencerles. Les tentaba diciéndoles que vivirían para siempre si comían de aquel árbol y se convertirían en ángeles.

Al final, cansados por la insistencia de Satanás, Adam y su mujer cedieron. Llegaron a creer lo que Satanás les contaba y comieron del árbol, en contra del mandato de Dios. Pero pronto sintieron mucho su desobediencia y su debilidad al escuchar a Satanás. Adam y su mujer se pusieron muy tristes y pidieron a Dios que les diera Su perdón. Dios les perdonó, porque Él es el Clemente. Dios entonces les dijo a Adam y a su mujer que tenían que bajar a la Tierra y vivir allí algún tiempo. Pero les prometió que podrían volver al Paraíso siempre que ellos y sus hijos le obedecieran en el futuro.

Dios le dijo también a Adam que él sería su primer profeta. Le serán enviados a la Humanidad muchos profetas y si el hombre escucha la palabra de los profetas, entrará en el Paraíso cuando muera. Pero si no escucha, irá al infierno y quedará allí con el malvado Satanás.

Entonces, Adam y su mujer descendieron a la Tierra. En la Tierra, criaron a sus hijos, y a su vez éstos a los suyos. De esta manera, se sucedieron las generaciones de la Humanidad sobre la Tierra y Dios mandó a Sus enviados a todas ellas. Estos profetas dijeron: Adorad solo a Dios. Dios os creado. Dios ha creado para vosotros las plantas y los animales para que comáis de ellos. Sed agradecidos a Dios, hacer siempre el bien.

Esto fue lo que Adam, el primer profeta de Dios les dijo a sus hijos.

Después de él vinieron muchos Profetas y Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) es el último de los Profetas.
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 El Profeta Shu'aib

Dios ha mandado un profeta a cada pueblo. El Profeta Shu’aib fue enviado al pueblo de Madyan. Estas gentes, que eran mercaderes y comerciantes, eran también llamados “los habitantes del bosque” porque vivían cerca de un espeso bosque.

Su'aib les dijo: -Debéis rezar a Dios que os ha creado. No debéis engañar a la gente que viene a comprar vuestras mercancías.


Pero los habitantes del bosque no escucharon a Su'aib. Querían ganar mucho dinero, y engañando a sus clientes ganaban. Así que siguieron haciéndolo. Y lo que es peor, se negaban a escuchar lo que Shu'aib les decía.

-Sal de nuestra ciudad o te echaremos a pedradas-, llegaron a amenazarle los habitantes del bosque. -Si lo que dices fuera verdad, habríamos sido castigados hace muchos años. No creemos en ti y no vamos a adorar a Dios. No tenemos miedo a Su castigo-.

El castigo de Dios no tardó en caer sobre ellos. Todos murieron en un sólo día por un terrible terremoto. Las grandes cantidades de dinero que habían ganado y amontonado no les sirvieron de ayuda. Sus engaños fueron castigados y de nada les sirvió el conseguir precios altos y enriquecerse rápidamente.

Cuando la ciudad fue destruída, Shu'aib y sus compañeros que creían en Dios se salvaron. AL morir los habitantes del bosque, Shu’aib les dijo: -Siempre os recordé que deberíais adorar a Dios y os avisé de que no engañarais a otra gente. ¡Ahora Dios os ha castigado!


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